Ver volar un barrilete en la primer infancia, era un gran acontecimiento. Desde muy chico me paraba al lado del hábil "remontador" que solía ser uno mucho mas grande que yo. Al menos así me parecía. Tengo en mi memoria...cuando una vez tenía la cabeza hacia arriba y aquél barrilete se veía chiquitito a la altura de unos eucaliptos que estaban lejos y atrás de mi casa...
Con el tiempo, llegué a la edad en que uno se hacía un experto. Elegir la caña para la extructura, idear el modelo, que en mi caso, la estrella era la preferida y la que mejor me salía; comprar el hilo, buscar el color del papel a mi gusto, hacer el engrudo. Entonces me tocaba a mí tener algún hermanito, siguiendo con atención mis movimientos.
A los once me enviaron con un contingente de paseo a las sierras, donde calculo por el tamaño de las habitaciones, que habrían como trescientos pibes.
Me pusieron en un grupo donde yo era el enfermero; o al menos así lo creía, ya que era el que portaba el botiquín en cada salida.
Lo cierto es que, después de muchos días; se hizo un concurso de barriletes y, obviamente puse todas las pilas para hacer y remontar el mío. Era una terrible emoción que, según recuerdo, me hacía despertar durante la noche.
El resultado es que salí número siete por el barrilete mas lindo y 20 por la mejor remontada. Tal vez fué al revés, no me acuerdo bien; lo que sí, esos eran los números, de lo cual estoy bien seguro.
LA ALEGRÍA FUE ENORME, NO POR HABERLE GANADO A NADIE, NI POR LOS LOS PREMIOS QUE ME DIERON; SI NO POR LO QUE ME HABÍA DEMOSTRADO A MI MISMO DE QUE ERA CAPAZ DE LOGRAR.
A eso le dicen autoestima ¿no?
El otro día uno de mis hijos viajó a la casa de los padres de su novia, fueron los dos. Le pidieron que hiciera el asado a la parrilla. Me mandó un mensajito con el celular contándome muy emocionado que le había salido muy bien y orgulloso dijo "como vos me enseñaste".
Es que cada vez que pudo, siempre se quedó parado junto a mí observando... Como los chiquitos que miraban hacer o remontar un barrilete.
Uno se queda pensando y, básicamente, no es que alguien enseñe. Sino la actitud curiosa es lo que hace que se aprenda.
¿Saben una cosa? Cada vez que mi papá hacía el asado, también yo me paraba a su lado...
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4 comentarios:
Lindo, realmente lindo el recuerdo y la reflexiòn.
Hermoso post
YO,la peor de todas. Muchas gracias, me alegro que te guste.
me hace pensar cuantas veces nos estan miando sin que nos demos cuenta...
un beso
nadasepierde. eso!!! gracias.un beso
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