La segunda de mis hijas mujeres, cuando era muy chiquita decía con gran entusiasmo...¡va a haber fiesta!...¡va a haber fiesta!...
Cuando mi hija mayor iba a cumplir los quince años, venía pasando una terrible enfermedad...
Su abuela hizo una grande y deliciosa torta. Adela mi esposa preparó durante tres dias un montón de cosas ricas.
Yo había pintado una casa entera con rasqueteo incluido, bajo el calor intenso del mes de enero, acompañado en ocasiones por dos de mis hijos, que tenían entre diez a catorce años respectiva y aproximadamente.
Con esa pintura reunimos dinero extra para afrontar los gastos de la fiesta. Porque ese no era mi trabajo habitual. Y lo hice durante las vacaciones del mismo y evitar de esa manera, contraer deudas.
Como casi toda fiesta entonces sumó historia y esfuerzos.
Imaginarán ustedes que como cualquier familia común, hemos pasado por diversos eventos de esa misma o parecida naturaleza.
COMO SEA, TODA FIESTA TIENE UN ANTES, UN DURANTE Y UN DESPUES. Se planifica, organiza e improvisa con lo que se puede. Pero lo que cuenta es que el sabor del recuerdo que nos deja, es dificil de expresar.
Antes se guardaban fotos, hoy, videos o películas. Se usan técnicas digitales en lugar de analógicas, etc y etc...
Una cosa tengo clara, es una ecuación donde el lujo y la figuración no suman ni perduran...
lo que cuenta es el sabor que nos deja y se refleja en la alegría que la familia siente con el relato de los sucesos, lo cual no se puede improvisar. Perdurará de boca en boca en los que estuvieron y en los que hubieran querido estar...
lunes, 4 de enero de 2010
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