martes, 29 de junio de 2010

HUMOS DE LIBERTAD

Cuando era muy chico se fumaba mucho. Los cigarrillos no tenían filtro. Las mujeres que lo hacían, eran mal vistas. Mi papá los consumía en cantidad y esa fue con el tiempo una de las causas principales de su muerte, lo que ocurrió a la misma edad que yo tengo ahora. Cuando él tenía solamente cincuenta años, me impresionaba verlo caminar agitado.
Pero me parece que no existía la menor conciencia del daño que producía esa costumbre. Pero tambien sonaba como que lo prohibido sabía a rico y atrapaba cada vez a mas personas. A nosotros nuestro propio padre no nos permitía que fumásemos, en forma terminante. Si lo hacíamos, era un agravio para el.

Entrábamos en los tiempos de las rebeliones tontas. Siempre he pensado que para rebelarse hay que hacerlo sin violencia, con grandes fundamentos y en cosas que valgan la pena.

Otros chicos mayores, me hicieron probar el pucho cuando solamente tenía nueve años. Fumé mucho tiempo, caí inocentemente. Pero, teniendo en cuenta lo que vi en mi papá y en muchos otros; tomándole amor a la vida, dejé esa costumbre desde hace mas de treinta años y no volví nunca mas.

Por aquellos tiempos mi hermano mayor -unos cuatro años mas que yo- empleando su astucia, hizo en el interior de un libro como una cajita para esconder cigarrillos. Como no era importante, lo dejaba mezclado en la biblioteca y suponía que nadie descubriría el truco.

Así las cosas, tenía entonces los cigarrillos muy bien escondidos. Hasta que un día otro hermano mucho menor, es decir siete años menos que yo; tenía entonces mas o menos dos, tomó ese libro y se lo llevó caminando desparramando su contenido por toda la casa según recuerdo.

Quedó así, el secreto de mi hermano mayor, a la vista de toda la familia.

sábado, 19 de junio de 2010

REFUGIOS

Mi pequeño nieto, cuando viene a casa suele jugar en el fondo, donde los ruidos del mundo se apagan y quedan filtrados por la naturaleza que rodea. Los pajaritos allí se escuchan, los perros tienen su reino. Tambien yo me encuentro muy bien en ese lugar, ya desde chico es que soy así.
¡Abuelo! ¿puedo hacer el escondite como vos me habías dicho? Es verdad, existe un lazo de entendimiento entre un grande y un chico, los extremos de la vida se van juntando. Cada vez mas. Pero tambien hay que tener en cuenta, que la semilla viene de la infancia para que se siga desarrollando la planta que nos caracterizará.
Desde luego que si, le dije con respeto por su persona. Allí precisamente en un rincón de la casa,donde los pinos y otras plantas te cierran el paso; armó una especie de lugar protegido, con distintas ramas y cosas; algunas se las fui alcanzando, y tomaba con agrado mi participación de observador activo.
Una perrita muy simpática que tenemos, se constituyó en su amigo imaginario y lo siguió todo el tiempo, hasta conversaba con ella y le participaba de su proyecto. Ella contenta, le movía la cola entusiasmada.
Se construyó en ese lugar un lugar perteneciente a sus sueños reales que perdurarán en sus recuerdos. Alli está el niño soñando despierto. Será como un refugio que sacará a la luz cada tanto...Irá a buscarlo y le agregará ramas y cosas...

viernes, 4 de junio de 2010

LAS TRES GUITARRAS

De ésto hace unos veinticinco años. Nuestra hija mayor tendría unos diez u once años y la mas chiquita del momento, unos seis meses.
Estábamos por primera vez entrando a una casa que alquilaríamos por unos años. Sucede algo extraño en circunstancias como éstas, ya que cada casa es como un capítulo nuevo, una página de un libro, por cierto que muy extensa. Por otra parte, cuando haz vivido bastante, es como que se te embrolla un poco la mente, pero quedan grabados ciertos hechos básicos, a veces, casi mágicos podría decirse. Te contaría muchos detalles sobre las cosas que sucedieron en esta casa, pero voy a ser mas bien escueto para que, en lo posible no apartes tus ojos de esta página.
En ese primer día, al entrar en una de las habitaciones, encontramos tres guitarras tiradas en el piso, un poco rotas pero utilizables; la mas chica era de juguete. En esa circunstancia tuve una extraña sensación, algo así como premonitoria. Esas fueron, junto con la guitarra de Adela mi esposa, que estaba algo viejita -la guitarra, no ella- las primeras guitarras de nuestros hijos. Quienes entre otras cosas referidas al punto, terminaron yendo a estudiar a un instituto y, al mismo tiempo recibieron ayuda de algún profesor, pero, básicamente, demostraron el talento musical, que fue despertando en cada uno de nuestros hijos...

Con el correr de los años, fallecía de un accidente, nuestro tercer hijo, quien además de tanto, dejó colgada su guitarra donde él precisamente quería que estuviera.

Les cuento que nuestros siete hijos, entre otras cualidades, los une la música, cada uno con sus particulares aptitudes. Pero no cabe duda que comparten ese lenguaje.Adela y yo, si bien la vida no nos favoreció directamente en ese aspecto, lo hizo a través de ellos, ya que los dos separadamente uno del otro, teníamos la misma inclinación . Cosa cómica es que con los años nos venimos a enterar que a los dos, cuando éramos chicos nos gustaba jugar a ser directores de orquesta.

El sábado pasado, uno de nuestros hijos dió uno de sus recitales, donde como ya es costumbre participaron sus hermanos musicalmente y con propias creaciones.
Desde luego que nosotros nos fuimos y terminamos con ellos a la madrugada, sin importarnos la hora a la que nos tendríamos que levantar al día siguiente como ya es nuestra modalidad. Tambien estaban con ellos, muchos amigos y fervientes seguidores.

En realidad hay vivencias difíciles de contar con palabras. Medio como que se te traban los dedos en este caso, ni hablar si tuviera que ser verbal.


Por ejemplo los días domingos suelen encontrarse en casa con la música con un gran entusiasmo, sin que se lo pidamos y con mucha calidez. ¿entonces que más puedo pedir? Muchas gracias por leer.