jueves, 24 de diciembre de 2009

MANO MISTERIOSA

En realidad se podrían relatar muchas cosas en la vida personal o en la de cualquiera de nosotros. Dulces esperas de la infancia. Recuerdos de los adultos yendo de un lado para otro preparando cosas. Mucho revuelo en la familia. Sombras moverse por la noche acomodando objetos. Algunos lo llaman Papá Noel, Santa Claus o hasta el mismísimo Jesus.
Recuerdos de un gallo cantar ya que según dice la tradición, ello debía suceder a medianoche. Personas saliendo a comprar un pino para iluminarlo adecuadamente.
En una localidad cercana, desde hace muchos años se organiza lo que por tradición la llaman "la calle de las luces". Casas y calles todas iluminadas con esas tiritas navideñas. Desde lejos se ve el resplandor.
Practicamente en casi todo el planeta suceden pequeñas y grandes cosas como éstas. Y todos o casi todos recuerdan y relatan con emoción, hechos de su vida relacionados con este fenómeno.

Que misterio es la navidad. Mas allá del mismísimo Dios. Religiosos, no religiosos, creyentes y no creyentes, se congregan sin saber muy bien cual es la razón por la cual lo hacen o tal vez, sin necesitar una explicación. Los medios de comunicación se saturan por la cantidad de mensajes que las personas se envían entre si.

Incluso hay, probadamente menos violencia en los hogares y en la calle. Hasta se declaran treguas en combates.

Los chicos juegan y corren contentos. Los perros mueven la cola.

¿que misterio hay en todo ésto?

Hay un grupo de gente de la ciudad de Buenos Aires, que cada Noche Buena, sale a la calle a las dos de la madrugada a visitar familias de modestos recursos, obsequíandoles una bolsa navideña con pan dulces, turrones y otros objetos, además de un especial saludo. Lo vienen haciendo desde hace diez años ininterrumpidos y sin hacer mucho ruido. Seguramente muchos acontecimientos de éstos suceden en el mundo. Ellos tienen la aspiración de contagiar y de que se vaya sumando gente hasta recorrer el mundo entero...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

NOSTALGIA DESAFIO

Alla en el fondo de la casa, entre las plantas, sentado en el pasto por un largo rato. Mirando el cielo contando nubes, imaginando formas...
Había un chiquito que acumulaba aromas, almacenaba hormiguitas, saltamontes, mariposas...
Por la noche contaba estrellas, las estudiaba; corría murciélagos y bichitos de luz...

Mas adelante, siendo un chico aún, plantó plantitas, tuvo una huerta. Crió pollitos y gallinas. Actividades que siempre continuó en mayor o menor medida. Mantuvo ese refugio durante el transcurso de su vida.
También tuvo patos, conejos, caballos y otros animalitos, con el correr del tiempo.

Ha dejado muchas otras cosas de lado para poder conservar vivas sus raíces del alma.

Un día encontró por allí una cartita que su abuela le había escrito, donde ésta lo definió como "el pequeño solitario del jardín".

Ese pequeño siempre fue pensante y reflexivo. Demasiado tal vez. Es que había algo en el mundo que no le cerraba. Como muchos, se encuentra con el mismo en permanente conflicto.Ésto, teniendo en cuenta lo grandioso que es el universo, sus estrellas, los pájaros y todo lo demás.


Ese chico sigue en cierto modo siendo chico, pensante, pero niño...

Por un lado, reconoce que sufre demasiado para costear el precio que requiere el hecho de ser como es.

Tal vez los duendes, los bichitos que nunca quizo matar sin motivo y la madre naturaleza que el ama profundamente, le concedieron el bálsamo que el precisa para poder valorar el tiempo y vivirlo a pleno con lo que le rodea.

No tengo dudas de que hay muchos "pequeños solitarios". Pero tal vez no todos aceptan el desafío que ese lugar implica. Muchos abandonan. Otros a cierta altura desean retomar su camino de la infancia...

Entonces...aparecerá una estrella, una mariposa, un pájaro,una flor o una gota de agua que le dirán que todavía pueden regresar.

sábado, 12 de diciembre de 2009

DE CHICOS Y DE GRANDES

Los chicos corríamos contentos. Mojábamos a las chicas pero no había violencia.
A la noche era el corso. Desde una vereda hacia la otra, los grandes y los chicos nos tirábamos bombitas de agua; nos reíamos y, era muy raro que alguien se peleara.
Por la calle principal, desfilaba la comparsa del pueblo y la del pueblo vecino. Era todo muy alegre y no se observaban desencuentros. Un juzgado de la región evaluaría cual había sido la mejor.
Desfilaban mascaritas y muñecos de toda índole. No habían peleas.

En los dos clubes mas conocidos de allí, se organizaban bailes de carnaval a los que concurrían las familias enteras. Allí se coqueteaba un poco y te divertías mucho . Las chicas esperaban sentadas en una silla y vos te tenías que animar a "sacarlas a bailar", y te destacabas según quien fuera la que te aceptara, entonces canchereabas. No pasaba de eso y todo era muy sano y alegre.Los chiquitos corrían muy contentos de un lado para otro, "termoindicadores" de lo sano del ambiente. Se tiraba papel picado y volaban serpentinas. Se elegía la reina del corso!!
Era una fiesta que duraba varios días. Por las calles, toda la gente se saludaba alegre y amistosamente.
En algunas casas se hacían malones o bailes de disfraces, lo que también era muy divertido, aunque mas discriminado, hay que reconocerlo. Aunque uno no lo notaba mucho como chiquito, existían algunas elítes.



Tambien en aquellos entonces, si te llegabas a pelear con alguno en la escuela, te desafiaba diciendo "te espero a la salida". Tu honor estaba en juego, era algo así como una analogía con el duelo de los adultos. Al salir se armaba una rueda de pibes alrededor tuyo y del rival. Te veías obligado. Volaban algunas piñas, pero solamente eso. Duraba hasta que algun mayor, que podía ser de la escuela o algún cualquier otro padre o vecino, te hacia separar e interrumpía la pelea. No pasaba de eso. Desde el día siguiente, te volvías a saludar como si nada.



Muchos años despues, tal vez mas o menos de veinte a treinta. La cosa empezó a cambiar en muchos aspectos. Se notaba violencia en las calles. Por ejemplo,por cualquier cosita la gente se bajaba del auto y se peleaba. Tambien adentro de las familias. Muchas cosas sucedieron a la vista del buen observador . Pilas de estudios se han hecho y se continúan haciendo creo.



Cuando uno de mis hijos tenía unos nueve años. Lo fui a buscar a la escuela y lo vi llorando y hablando con él a dos maestras. Se las veía muy agitadas. Pregunté entonces que era lo que pasaba. El relato de las mismas fue que le habían pegado y que le estaban indicando que tenía que aprender a pelear y con ello incluido, saber defenderse. Poniéndome junto a mi hijo, les dije a las maestras que él estaba actuando en consecuencia a lo que yo mismo le había inculcado; de lo cual estaba profundamente convencido y fundamentado y por lo tanto, orgulloso y conforme con él. Que mis enseñanzas precisamente están dirigidas a no ser violento.



Hoy precisamente, la cosa es mucho mas pesada y la gente está aprendiendo a dominar sus reacciones en la calle por necesidad; ya que se han dado cuenta de que la impulsividad, la intolerancia, etcéteras, se terminan volviendo contra uno mismo.
Pero aun asi anda cada loco suelto que nunca se sabe.......

domingo, 6 de diciembre de 2009

CLAUDIA

Claudia tenía 21 años, estaba sola con un hijito de algo así como un año. Por cuestiones mías de trabajo, la jueza me indicó que la llevara en mi auto a entregarlo.
Mi ocupación era judicial como perito, pero no tengo reparos en reconocer que alguna vez que otra, me salí de las reglas. Convencido de que hay una ley superior, Ley de Leyes, mas allá de los reyes. Que son muy necesarios, pero muchas veces prevalece el sentido común, algo así como improvisación y compromiso.
Le pregunté la razón de la entrega de su hijo y me contó que tenía una enfermedad irreversible y que tenía inevitablemente que dar ese paso, para que lo entregasen en adopción. Me impuse un silencio respetuoso. Y, ante ello me fue ilustrando en el camino sobre su real situación. Facil es juzgar, dificil es respetar y escuchar sin sacar conclusiones. Me irán entendiendo mejor de lo que cuento, mas adelante. Yo la llevaba a una institución que, casualmente estaba cerca de mi casa.
No tenía opción, eso lo entendí despues. Hice lo que humanamente estaba a mi alcance para ver si podía desistir. No alcanzaba a comprender, me sacaba de los cálculos que mi mente estructurada suele hacer en situaciones como éstas o parecidas. Estaba tentado de hacer aquello de "poner a todos los gatos en la misma bolsa", pero facil es juzgar, difícil es entender. En realidad, honestamente nunca terminé de entenderla. Pero una cosa era cierta, su intención real era salvar a su hijo.
Ella ademas de estar enferma, no tener familia que se quiera hacer cargo. Ejercía la prostitución, y al pasar por casa a la vuelta de la entrega, hice una locura de las grandes. La invité a bajar y le presenté a mi esposa, la que se conmovió por la situación y mi relato. Entonces, nosotros éramos mucho mas jóvenes ,nuestros hijos en consecuencia, eran chiquitos.
Ese dia y algunos otros, cenó en casa, hablamos mucho y conocimos su realidad. La verdad, estaba muy sorprendida de que alguien se arriesgara para ayudarla o intentar hacerlo. Es por eso que se abrió como un libro y nos contó su realidad. Como no tenía donde alojarse le conseguimos un hospedaje.
A los dos o tres días volvió y compartiendo la mesa nos contó que los de la mafia que la "protegía" la habían encontrado y no había podido escapar, cayendo nuevamente en prostitución.

Tuvimos que creerle y respetarla. Pero luego no apareció mas. Nos dimos cuenta con el tiempo que había desaparecido para no involucrarnos y exponernos a los riesgos que podíamos correr cuando se enterasen las personas que la manejaban.

Llegué a localizar a su padre después de un extenso rastreo de acuerdo a mi experiencia en el tema. Pero el padre no quizo saber nada con inmiscuirse o generarse compromisos, no me dio pistas sobre el posible paradero de su hija; era evidente que tenía miedo. Tomamos conciencia de que nuesta ayuda requería de un final. Uno tiene que cuidar a su familia propia.

Claudia...Claudia no tenía a nadie. Con una enfermedad y una actividad de la que no podía escapar...Claudia salvó a su hijo.

Vaya mi respetuoso homenaje a aquellas mamás que parecen sin amor y que en el mayor anonimato intentan salvar a sus hijos. Sin embargo, son condenadas por nosotros y vistas como abandónicas...