jueves, 31 de enero de 2013
ALGO PARA CONTAR (primera parte)
Hace unos treinta años de ésto. Vivíamos en una casa alquilada donde pusimos un kiosco bastante grande, también hacía trabajos de reparaciones de televisores e instalaciones de antenas, al mismo tiempo que no descuidaba mi profesión de asistente social, desempeñándome en un Juzgado de Menores con la gran complejidad que ello implica.
Adela con gran esfuerzo se quedaba a atender el negocio y al cuidado de los tres hijitos que para entonces teníamos, además de uno en camino, porque asi era la vida que habíamos planeado.Siempre nos ayudamos en todo lo que fuere necesario. Personalmente, se muy bien lo que es lavar un pañal de tela, bañar un bebé, atenderlo cuando le duele algo, hacerlo dormir, cocinar con buena onda para que los chicos estén contentos, hacer las compras, limpiar, etc. Pero todos los esfuerzos de ella fueron dedicados a que pudiese cumplir con mis trabajos. Luchamos a brazo partido para fundar una familia con bastante conciencia de lo que ello implica. En medio de una tormenta de conflictos que venían de regalo de otros lados y de una hiperinflación tremenda.
Ella sabiamente, me sugirió que los sábados a la tarde y los domingos no atendiéramos el negocio para estar mas juntos y tranquilos. Ese sacrificio tuvo su compensación. Mentiría si dijera que tuvimos apoyo de algún lado, porque no fue así.
Fuimos sorprendidos por un serio problema de salud que a ella le producía un tremendo dolor en los riñones.Los dos médicos que consultábamos sentenciaron de que debía abortar.Ella fue muy valiente y se opuso de manera terminante y soportó hasta el parto y mucho después, hasta que le hicieron una compleja cirujía. Todo mi respeto y apoyo siempre la acompañó. Ese aborto tiene treinta años en la actualidad y es un positivo emprendedor de la vida.....
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6 comentarios:
Tienes a tu lado una gran mujer,y se nota que tu la mereces mi entimado amigo,Bueno a esperar esta vivencia a ver como ha seguido,un gran abrazo.
Qué tierno, amigo
Besos y abrazos
¡Qué emocionante, amigo Lao, deber ser observar como el esfuerzo y el sacrificio de tu mujer valió tan claramente la pena!
Qué fuerza desprende este texto Lao. Por eso me gusta pasar por aquí.
Abrazo. ;-)
Lao, emotivo relato que tiene su continuación al decir del título, un saludo respetuoso y admirado a tu Adela, abrazo!
LLegan hasta aca tus sensibles y profundas palabras.
Saludos
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