palabras de Sindel
la historia que te voy a contar tiene dos partes y una moraleja, lo haré breve, aunque daría para muchos detalles.....
los anillos que utilizamos Adela y yo, no son los mismos, ya que los compramos de nuestro bolsillo, con gran sacrificio y eran de oro.....
nos habíamos comprometidos a solas, causando sorpresa y algo de malestar a la familia, acostumbrados a viejas costumbres. Ya veníamos con pasta de innovadores.
transcurrido un cierto tiempo, austeros por el estilo de vida elegido; resolvimos venderlos y cambiarlos por unos de plata, recuperando algunos pesos que fueron muy bien aprovechados en otras necesidades. Éramos jóvenes y divertidos, al mismo tiempo que la familia se sorprendía un poco con nosotros.
---------------
Algunos recordarán que en un relato juevero de hace poco tiempo, les cuento sobre el ROBO que padecí en una villa de emergencia y que textualmente dije que los ladrones "amagaron cortarme el dedo para sacarme el anillo y que por una extraña razón no lo hicieron". Con los años haciendo memoria descubrí -conozco la psicología de éstos jóvenes- que si al anillo no lo hubiera cambiado, o sea, seguiría siendo de oro, al dedo me lo hubieran cortado, no solo por el valor material, sino por lo que significa para ellos el áureo metal.
----------------
O sea que, con una lectura prolija de los acontecimientos, pude concluir en que esa decisión que tomamos siendo tan jóvenes y aparentemente poco racional, de cambiar los anillos de oro por unos de plata porque de esa manera nos sentíamos mas cómodos y recuperábamos algo de dinero, fue misteriosamente predestinada....
Lao Paunero
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
Te puedo decir amigo que los tiempos que corren por estos paises nuestros, yo ya no tengo mas cosas de oro todas han sido vendidas,abrazo
Una historia que no sólo los pinta rebeldes y románticos, sino a la vez prácticos e innovadores.
=)
Me gusta leerte, sobre todo cuando traes estas historias de vida verídicas, que muestran tu sencillez, tus sentimientos y lo bien que emparejas con tu mujer, Adela, compañera de vida. Ciertamente por lo que cuentas, el destino intervino de algún modo, y lo que fue una decisión de momento terminó siendo una previsión en varios aspectos. Menos mal!
Besos y un gusto volver a pasarme por aquí después de un tiempo de fuga.
Gaby*
Me parece muy bien cambiar el oro por la plata, pero me parece triste que tengamos que vestir discretos y sin poder usar las cosas que nos gustan para evitar que nos roben.
Un abrazo
Desgraciadamente, aquí y ahora, los anillos terminaran por ser de hilo. Y los que fueron de oro, han dejado una marca en el anular, mientras descansan en el Monte de Piedad.
Un abrazo.
Realmente añoro los tiempos en que salia del trabajo cercade la medianoche, haciamos horas extras, y podia andar en omnibus y llegar a mi casa con comodidad.
Quien te dice que lo del anillo no estaba ya escrito.
Cariños
Qué historia Lao! Parece que fue muy acertado tomar la decisión de cambiar los anillos, a la larga iba a ser para una buena causa, evitar un desastre personal.
Un abrazo.
Un relato impresionante.
El destino intervino a tu favor, y desde jovencitos. Es una maravilla los secretos de la vida!
Un placer el haberte leído.
Besos
Si te sirve de algo, yo hubiera hecho lo mismo. Me encantó tu historia de amor, porque eso es amor, con Adela
Lao, esta entrada no había entrado antes, valga la redundancia, hermosa tu historia con tu querida Adela y los anillos salvadores, un abrazo!
Me gusta leerte Lao,sobretodo cuando cunetas tu historias reales. tus experiencias.
ERes un hombre auténtico, con un gran corazón.
Saludos y cariños.
Publicar un comentario