lunes, 4 de mayo de 2009

FUEGUITO

Desde lo más primitivo, el hombre adoró el fuego. Lo convirtió en una especie de dios. Lo usó para comunicarse, cocinar, calefaccionar y otras tantas.
Actualmente suele verse en nuestro pais por ejemplo, el eterno ritual alrededor de la parrilla, en la casa, en el camping, etc.
Es innegable que tiene un particular imán con nosotros los humanos y que muchos, quizás todos, tenemos una mágica atracción que viene de nuestros ancestros. ¿Tendremos quizás un piromaníaco escondido en nuestro interior?

Lo que sigue no se le puede contar a un niño chiquito. Pero cuando tenía cuatro años -con exactitud-; habíamos quedado en casa, a cargo de una mujer -que estimo, muy joven- que se apodaba Santa, con mis tres hermanos mayores, dos ellas, de 5 y 6, y un él -mi hermano mayor-, de 7 años y "picos" mas o "picos" menos. Santa no sé que estaría haciendo...de ella recuerdo...que le gustaba torturarme con algunas bromas pesadas.
Fuimos diez hermanos en total, obviamente, seis menores que yo...por lo que no tengo presente, si estaban en la casa, por lo menos dos de los que me siguen, en la cuna.

Ese particular día, caminábamos los cuatro por el jardín y mi hermano mayor había agarrado una caja de fósforos. Fué así que llegamos a un pastizal que estaba en el fondo, al lado del gallinero. Y pegado al mismo, había otro gallinero que pertenecía a los vecinos. En esa circunstancia comenzó a probar los fósforos el mas grande de nosotros y siguieron según la edad, las dos mujeres - les aclaro que la cosa era con inocencia- pero no lograron resultados.Hasta que me tocó el turno. ¿Saben que?, no sé cómo, pero encendí los pastos secos y el fuego se
extendió como reguero llegando a los costados de los dos gallineros.

El resto de la historia fué que Santa gritaba ¡voy a llamar a la policía! Y mi hermana mas grande gritaba desesperada como queriendo protegerme, porque creía que la policía iba a llevarme a mí!
Salí corriendo asustado, mientras ella lloraba y Santa tenía el teléfono en mano,
entré en la casa y me escondí abajo de la cama de mis padres...
Me pareció un siglo. Escuché por la ventana, pasar a los policías y mas tarde, los pasos pesados de los bomberos...
Supe después que los primeros habían apagado el "brutal incendio" con simples bolsas de arpillera mojadas...¡TAL VEZ NO HABIA SIDO PARA TANTO! Lo cierto es que me llevé el susto del siglo!

8 comentarios:

ade dijo...

- Jajaja, muy bueno, jajaja. Yo me acuerdo siempre de las fogatas de San Pedro y San Juan con mi hermano, mis primos y los pibes del rioba, la llenabamos de batatas que luego consumiamos como si fuese un elixir sagrado. Un abrazo. Ade

PD: jajaja, si te asustaste tanto es porque seguramente eras un niño muy travieso, jajaja

aapayés dijo...

Un gusto leerte..

te sigo, y me quedo un rato leyéndote..

saludos fraternos
un abrazo

Lembranza dijo...

Ayyyy pobre que susto. Mi recuerdo con el fuego fue hace ya algunos años. En las aldeas de Galicia habia la costumbre reunirse en las noches de invierno, junto al fuego y contar historias, como ya sabeis los gallegos somos demasiado fantasioso y encima el clima ayuda, asi que allí estaba yo de bien pequeña escuchando todas esas historias, que para mi eran de miedo, tenia tanto panico que luego cuando me iba a la cama mela pasaba soñando aterrorizada. Creo que todavia tengo el miedo metido en el cuerpo.
UN saludo

LAO dijo...

ade. Sí! qué lindo las fogatas tradicionales! qué bien que lo hayas vivido. Las batatas a las brasas son deliciosas. Travieso? Noooo!

LAO dijo...

Adolfo Payés. Un gran gusto tu llegada,te seguiré. Un abrazo.

LAO dijo...

Lembranza. Hola! Es linda la fantasía
aunque reconozco que cuando éramos chicos...los mayores a veces nos hacían sufrir un poco.¡qué lindo las costumbres del fuego de las aldeas de Galicia! ¡que hermoso recuerdo!! Un saludo muy afectuoso.

maracuyá dijo...

Vaya susto!!! Y esos miedos que, a veces, nos atormentan toda la vida...agazapados ahí.

Me encanta el fuego...pero no el de tu incendio eh...me dan terror los incendios.

Cariños.

LAO dijo...

mara y cuyá. Son sustos históricos, pero tienen de divertido. El fuego es mágico. Muchos saludos.