Nunca está demás guardar alguna anécdota o hecho gracioso de esas ocasiones. Quedan congelados mucho mejor nuestros recuerdos.
Esta vez sucedió que tratándose de un recorrido bastante largo, despues de recorrer muchos kilómetros durante el regreso; había que desviar para cargar combustible. Una vez cumplido ese cometido, entusiasmado con la charla, no me di cuenta y doblé para el lado contrario y cuando nos quisimos acordar, nos encontramos con un letrero que anunciaba la llegada nuevamente al destino inicial. Por ese motivo tuvimos que retomar el camino de regreso y desandar la gran distancia que nos habíamos pasado. No pudimos mas que tomarlo a la risa. Se veía clarito que nuestras mentes viajaron mas que el automóvil.
Ustedes si quieren, saquen sus propias conclusiones. Lo que es nosotros cada vez que nos acordamos nos morimos de la risa.
8 comentarios:
Pasa tan rápido la vida que hay que aprovechar la compañía de los hijos lo máximo que se pueda...hasta que llegue el momento en que ya no quieran que los acompañemos...
Estaban distraidos, lo estaban pasando bien
de chica tenía unos primos no de sangre POR parte de padrastro que eran cinco seis chicos,
la mamá los traía a la quinta por varios días, una noche los vino a buscar pero se olvidó de Cristián, jajaj, volvió otra vez de BS AS a Maschwitz a buscarlo, jaja
papás distraídos
Gla. Muchas gracias por tu visita y opinión que siempre recibiré con gusto porque me ayuda y acompaña. En este caso debo decirte que nuestros seis hijos (entre l9 y 38 años) nos siguen acompañando y nosotros a ellos. Un saludo afectuoso.
Magu. gracias, efectivamente lo estábamos pasando muy bien. Qué feo debe ser olvidarse de un hijo aunque sea por un rato. Muchos saludos....
El viaje era lo de menos, lo importante era la sintonía, inconscientemente alargasteis un buen momento:)
Lo mejor para convertir en éxito un error es la propia tolerancia.
Un abrazo
Franki. Tenés razón la propia tolerancia condimentada con buen humor extiende el tiempo y la buena convivencia. Muchas gracias por tu expresión aguda. Un abrazo.
Hola Lao:
Me recuerdas cuando recogía a mis hijas adolescentes de madrugada desde sus fiestas. Generalmente esperaba la hora durmiendo en mi casa, me despertaba el reloj alarma, me ponía un abrigo sobre el pijama y partía. Lo malo fue que cierta vez la dueña de casa de la reunión juvenil me hizo pasar a comer un pedazo de torta antes de irme con mis hijas, y se me veía la parte de abajo del pijama detrás del abrigo. Me había olvidado que estaba con tenida "de emergencia".
Un abrazo.
esteban lob. Es muy gracioso, pero por lo visto lo que contás, ocurre del otro lado de tu frontera. Ya que muchas veces que he tenido que buscar a alguno de mis hijos, me dejaba el pijama debajo de la ropa. Menos mal que no me invitaron a comer torta. Un abrazo.
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