viernes, 6 de noviembre de 2009

POR DONDE VE LA SUEGRA

A mi me tocó hacer el servicio militar obligatorio, a los veinte años de edad.
Tuve rigurosa instrucción de combate durante un tiempo. Luego me destinaron al S.I.D.E. (servicio de seguridad del ejército), donde me hice cargo de la cocina. Tuve un trabajo descomunal, dándole de comer a unas cuarenta personas, incluyendo oficiales, suboficiales y soldados. Me hice cargo de las compras, desayuno, almuerzo y merienda con toda la limpieza inherente a dicha actividad. No tienen idea de lo que significaba para mi realizar ese esfuerzo. Tenía que dejar conformes a todas esas personas y la presión era extrema. Cada uno tenía diferentes exigencias de características y calidades con la comida y, asi mismo ajustarme al detalle en los horarios. Tambien de vez en cuando me asignaban tareas administrativas relacionadas con los archivos secretos.
Era en el año 1966 mas o menos, se estaba armando la guerrilla en el país. Los militares se estaban preparando para ello y en ese lugar se fichaba a todo aquel que se considerara sospechoso.

Una vez me quedé de guardia con un sargento que era muy pobre y no tenía plata para la cena, ni yo tampoco. Tengo el grato recuerdo de haber sacado la comida de la"galera"ya que, magicamente no pasamos hambre. Porque practicamente de la nada, preparé comida. Hice una sopa friendo un diente de ajo y le di algo de sabor con condimentos que había y le sumé algunos fideos que encontré-. Tomamos como tres platos cada uno, acompañado con el pan que había quedado. Pero eso si, la pasamos muy bien. Tengo un grato recuerdo de ello.

Para no interrumpir los estudios en ese tiempo, me dieron permiso para cursar todos los días en las últimas horas de la jornada; dormía entonces cuatro horas por dia para lograr mi propósito. Para obtener ese permiso, me quedaba de guardia todos los fines de semana, durmiendo arriba de la mesa de la cocina, donde extendía un colchón.

Una vez el coronel me llamó y sin entender el motivo, me aplicó un arresto simbólico. Es decir, debía quedarme en el edificio sin salir durante todo el fin de semana. Dije que era simbólico, porque de todas maneras me quedaba de guardia. Me había impuesto el castigo de limpiar todas las instalaciones. Era un lugar sofisticado y grande, con varias escaleras y salones con muebles y accesorios de lujo. En realidad superaba mis posibilidades el poder cumplimentar tal carga. Dada la situación y un estudio del perfil psicológico que había hecho del coronel, me puse a realizar una limpieza de lo mas visible y dediqué mi mayor esfuerzo a lustrar lo que era de metal brilloso, como ser, lámparas de bronce y herrajes de las puertas y ventanas, dado que, como dije, era un edificio muy lujoso. Al llegar el lunes, el coronel quedó encantado, ya que por sus características y preferencias, centró su atención en los brillos, perdiendo la visión de los detalles.
Obviamente no me felicitó porque traicionaría el estilo y usanza militar, que era la dureza e inexpresividad en casos como éstos.
Pero yo había safado de hacer el trabajo completo y aplicado con éxito ese dicho
que dice "limpiar por donde ve la suegra"

4 comentarios:

YOLA dijo...

Muy astuto, me parece bàrbaro...
Esa cosa piola que ahora le falta a algunos jòvenes rebeldes, que pelearìan contra toda imposiciòn.
Bravo...

LAO dijo...

YO,la peor de todas.Muchas gracias por haber venido, leido, opinado y entendido. Muchos saludos.

Lembranza dijo...

Si señor, tu si que apuntabas buenas maneras. lao, gracias por enseñarnos algo más de lo que fueron y son, tu experiencias personales.

LAO dijo...

Lembranza. Muchas gracias realmente. Te darás cuenta que mi propòsito es ser útil en las pequeñas cosas, en este mundo complejo ,siendo la vida tan simple.